Darle cabezazos a una pelota de fútbol, una jugada común en el campo de juego, puede tener efectos graves a largo plazo sobre el cerebro, advierte un investigador canadiense.
Las conmociones cerebrales conforman hasta un 8.6 por ciento de las lesiones en el fútbol, según un estudio del Dr. Tom Schweizer, director del programa de investigación en neurociencia del Hospital Pediátrico St. Michael, en Toronto. Algunas de esas conmociones son provocadas por choques, mientras que otras son producidas por los cabezazos, que es cuando se usa al cabeza deliberadamente para controlar la pelota.
Las conmociones cerebrales conforman hasta un 8.6 por ciento de las lesiones en el fútbol, según un estudio del Dr. Tom Schweizer, director del programa de investigación en neurociencia del Hospital Pediátrico St. Michael, en Toronto. Algunas de esas conmociones son provocadas por choques, mientras que otras son producidas por los cabezazos, que es cuando se usa al cabeza deliberadamente para controlar la pelota.
No se presta suficiente atención a las consecuencias de esa táctica en particular, que puede tener efectos duraderos sobre el pensamiento y la memoria incluso cuando los golpes en la cabeza no son lo suficientemente graves como para provocar una conmoción, advirtió Schweizer.
"La práctica de dar cabezazos, que puede ocurrir miles de veces en la carrera de un jugador, conlleva riesgos desconocidos, pero podría contribuir de manera prominente al declive cognitivo o al deterioro en el corto o largo plazo", explicó Schweizer en un comunicado de prensa del hospital.
"Por tanto, los jugadores de fútbol presentan una oportunidad exclusiva para estudiar si los impactos que no llegan a ser conmociones acumulativos afectan al funcionamiento cognitivo, de forma similar a las conmociones", apuntó.
En una revisión de estudios existentes, que aparece en una edición en línea reciente de la revista Brain Injury, Schweizer examinó con qué frecuencia ocurren las conmociones en el fútbol.
Un estudio reveló que casi el 63 por ciento de los jugadores universitarios de fútbol habían tenido síntomas de una conmoción en algún momento, pero apenas el 19 por ciento lo sabían. En otro estudio, casi el 82 por ciento de los jugadores que habían sufrido al menos una conmoción habían tenido dos o más de esas lesiones en la cabeza. La investigación halló que los que habían sufrido una conmoción tenían 3.15 veces más probabilidades de sufrir otra que los jugadores que nunca habían padecido ese tipo de lesión.
Otro estudio también reveló que las conmociones relacionadas con el fútbol explicaban el 15 por ciento de todas las conmociones deportivas. El fútbol de chicas fue segundo solo respecto al fútbol americano en cuanto a las conmociones relacionadas con el deporte, dando cuenta del 8.2 por ciento de esas lesiones de la cabeza, halló el estudio.
El resultado a largo plazo de estas lesiones en la cabeza incluyó problemas de la memoria, la planificación y la percepción, halló el estudio. Un estudio anotó que los jugadores profesionales de fútbol que daban la mayor cantidad de cabezazos eran los que peor rendían en pruebas de memoria verbal y visual, además de en pruebas de la duración de la atención. Otro estudio también halló que los jugadores de más edad y los retirados tenían problemas significativos con el pensamiento conceptual, los tiempos de reacción y la concentración.
Los estudios con imágenes del cerebro hallaron que los jugadores que habían sufrido conmociones presentaban cambios físicos en el cerebro.
Los autores del estudio señalaron que se pueden tomar medidas preventivas para proteger a los jugadores de fútbol de las lesiones graves en la cabeza.
"El uso de cascos protectores, limitar la exposición a los cabezazos o enfatizar la técnica adecuada para dar cabezazos en los niños más jóvenes y aumentar la educación sobre las conmociones son todas sugerencias para tal vez reducir la incidencia de las lesiones en la cabeza y los efectos que conllevan a largo plazo", apuntó en el comunicado de prensa la coautora del estudio, Monica Maher, quien estudia una maestría en neurociencia en la Universidad de Toronto.
27 millones de personas de América del Norte juegan fútbol, que es el deporte más popular y de más rápido crecimiento en el mundo, según el comunicado de prensa.
Fuente: HealthDay
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